Quiero insistir un poco más en escribir acerca
de este tema, porque creo que es la batalla que se está desarrollando hoy en día
con más fuerza por parte de aquellos que buscan que el ser humano se aleje cada
día mas de su Creador. La mayoría de los países que habitan este planeta ya han
cedido a sus pretensiones y demandas, permitiendo los gobiernos de esos países que
en sus constituciones aparezcan “derechos” para personas con inclinaciones
transgéneros, homosexuales, con identidad de género contraria a lo establecido
por Dios y “derecho al aborto”, trayendo
como consecuencia la aprobación de matrimonios entre personas del mismo sexo y
por ende la adopción de niños por parte de estos, así como la matanza de seres
vivos que no han visto la luz del sol, como son los niños por nacer.
En nuestros países de habla hispana no ha sido
distinto. Con tristeza nos enteramos de países hermanos como Argentina y
Ecuador, aprobar leyes a favor de estos grupos que abiertamente desafían las
leyes de Dios para el hombre, lo que sabemos que traerá consecuencias nefastas
para nuestra sociedad.
Estos grupos han logrado su propósito debido
principalmente a la oscuridad espiritual reinante en nuestra sociedad y al
pecado que se ha exponenciado a través de los últimos 50 años. Además de ello
han sido financiados por grandes corporaciones con un poder económico asombroso.
Pareciera una batalla perdida intentar luchar contra ellos debido a que, en los
ámbitos de poder y decisión, como gobiernos, cine, televisión, radio, tienen
gran aceptación y promoción.
Un ejemplo de ello es lo sucedido en la entrega
de los Oscars, el mayor premio que se puede otorgar en la industria cinematográfica
mundial. Pixar, la empresa que crea el mayor contenido para Disney, se alzó con
la estatuilla a la mejor película de animación, Soul, siendo este su onceavo premio,
pareciendo imbatible en la creación de contenido de este tipo.
Ya vimos con asombro que en sus últimas películas
han introducido sigilosamente personajes con cambio de identidad y homosexuales.
Pero lo que está rompiendo las noticias hoy en día acerca de esta megaempresa
no es solo su obtención del Oscar, sino su anuncio de que en los próximos meses
lanzará una producción que aún no se sabe si será una película o una serie,
donde el principal protagonista será transgénero, por lo cual están buscando
una persona entre 14 y 17 años para la voz de este personaje, y solicitan que
sea una persona divertida, alegre, jovial y enérgica. Y escucha esto, que “pueda
retratar perfectamente a una niña transgénero de 14 años”.
¿Debemos enfrentar como hijos de Dios, estas prácticas,
o debemos pensar como algunos, que estamos en un mundo caído y esto es normal
que suceda porque fue profetizado en las Escrituras?
Es una batalla de David contra Goliat? ¿Imposible
de ganar?
El saber que algo no está bien no nos excusa de
proclamar que está mal. Dios nos llamó a derribar todo argumento que se levante
contra el conocimiento de Cristo (2 Cor 10:5). No puedes derribar algo sino le aplicas una
fuerza contraria que lo derribe. Ser parte de la la luz en medio de tinieblas
que el Señor nos dejó como mandamiento significa alumbrar en medio de tinieblas,
no de ocultar la luz debajo de la mesa.
Como conocedores de la verdad, estamos en la obligación
con Dios de anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su
luz admirable (1 Pedro 2:9), y creo que debemos informar a nuestro entorno de
las consecuencias nefastas que significan que estas prácticas contrarias a los
designios de Dios se establezcan en nuestras familias y sociedades. Tenemos la obligación
de prepararnos, como lo aconseja el apóstol Pedro en su primera epístola capítulo
3 verso 15 ( 1 Pedro 3:15). Está preparación no solo debe ser en el ámbito escritural,
sino ir más allá, en el ámbito científico, filosófico, ya que la mayoría de los
defensores de estos movimientos tienen en común su no creencia en Dios.
Podrías pensar como dice el refrán, un solo árbol
no hace montañas, pero necesitamos vernos menos como peces pequeños en un gran
océano que como partes esenciales de una gran máquina.
Ambas metáforas reconocen que el mundo en el
que vivimos y servimos es mucho más grande que nosotros, pero solo este último
encuentra significado y propósito en esa perspectiva. Ese es un
entendimiento mucho más bíblico.
Pablo habló de este principio en 1 Corintios
12 , pero también lo vemos demostrado a lo largo de las
Escrituras. En Josué, por ejemplo, los israelitas rara vez eran más
fuertes que las naciones que conquistaron. Jueces está lleno de ejemplos
del Señor levantando a individuos desconocidos y aparentemente insignificantes
para ayudar a liberar a su pueblo. Saúl fue elegido del clan más pequeño
de la tribu más pequeña de Israel para convertirse en su primer rey ( 1 Samuel 9:21 ). David
hizo lo mismo como el hijo más joven de su familia, ni siquiera se consideró
digno de consideración cuando Samuel vino a visitarlo ( 1 Samuel 6–13 ).
Y los doce discípulos, elegidos específicamente
por Jesús, eran candidatos tan poco probables para ser los líderes de la
iglesia primitiva que solían asombrar a los líderes religiosos al demostrar incluso
una comprensión básica de la historia bíblica ( Hechos 4:13 ).
Mi punto es este: Dios no necesita que seamos
nada más que las personas para las que nos creó para usarnos para lograr cosas
asombrosas para su reino. Individualmente, podemos sentirnos
insignificantes porque en el gran esquema de la historia, lo somos. Pero
si has puesto tu fe en Cristo y has recibido el Espíritu Santo, la única vez
que no actúas verdaderamente en su nombre como individuo es cuando eliges ignorar
su presencia en tu vida y tu lugar entre el vasto ejército de tus compañeros
creyentes.
Hoy te animo a aportar tu grano de arena para
anunciar las virtudes de Cristo. Mayor es el que está en ti ¡Bendiciones!!!