jueves, 19 de noviembre de 2020

¿QUE OTRA SORPRESA NOS TRAERÁ EL 2020?

 


Este año 2020 será recordado como el año cuando nos cambió la vida. muchos vimos nuestros planes detenerse, otros los vieron desboronarse, otros vieron sus negocios y economías morir, otros no podrán ver el 2021 en esta tierra el próximo año debido a la inesperada presencia del COVID-19. En fin, de una u otra manera, este 2020 lo recordaremos como el tiempo en que la tormenta nos azotó sin previo aviso. Muchas de nuestras embarcaciones no estaban preparadas para una tormenta de esta magnitud, al punto , de que aún no sabemos cuándo finalizará, a pesar de tener buenas noticias acerca de las 6 diferentes vacunas que se encuentran en fase 3 y de las cuales 2 han arrojado resultados satisfactorios superiores al 90% de eficacia (más no efectividad) , muy por encima de los 47% requeridos por la Organización Mundial de la Salud para permitir la producción en masa, de manera que hay esperanza de que para el año que viene tengamos la salida a esta gran tormenta.

Pero aún siguen las malas noticias, este año 2020 no solo nos trajo esta terrible plaga del Coronavirus, sino que se convirtió junto al año 2005 como el   año donde más tormentas y huracanes han aparecido a lo largo y ancho del mundo. Tantas que, generalmente a los vientos superiores a 39 km/h se les da categoría de tormenta y a medida que aumentan su velocidad se convierten en tornados y huracanes. A estas tormentas los centros meteorológicos más prestigiosos les asignan nombres con la inicial del abecedario (no a título de juego sino para que puedan ser recordados fácilmente) como por ejemplo vimos a Katrina destrozar parte de Luisiana y vimos a María semi destruir a la isla de Puerto Rico. Pero han sido tantas las tormentas y huracanes que han aparecido, que se nos han agotado las letras del alfabeto para nombrarlas. Ya llevamos 39 . Es por ello que se comenzaron a nombrar con las letras del alfabeto griego. Dos tormentas actualmente azotan a Panamá, país que nunca había sido visitado por huracanes, los nombres que se les colocaron, fueron  Iota y Kappa (novena y décima letras del alfabeto griego).(. Este mismo huracán Iota tocó tierra nicaragüense el lunes pasado y ha sido devastador. Rogamos a Dios que los daños que produzcan estas tormentas en nuestro país hermano, no sean devastadores.

¿Hay un final a la vista?  


Cuando las tormentas nos bombardean repetidamente, es fácil sentirse abrumado, entumecido, exhausto y abatido. 

Estamos tentados a ceder a sentimientos de desesperación. 

Creo que Dios comprende nuestros corazones. Quiere que hagamos preguntas difíciles. ¿De qué otra manera podemos buscar su presencia si no somos honestos con él? 

Vemos esto a lo largo de las Escrituras. Al examinar la palabra de Dios, podemos aprender a redirigir nuestros pensamientos y cambiar nuestro enfoque. 

El escritor del Salmo 77 hizo preguntas difíciles a Dios: “¿El Señor desdeñará para siempre y nunca más será favorable? ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se acabaron sus promesas para siempre? ¿Se ha olvidado Dios de ser misericordioso? ¿Ha callado con ira su compasión? (vv. 7-9). 

Me he sentido así muchas veces durante este año. 

Y supongo que tú también. 

Pero al expresar su desesperación, el salmista recordó la fidelidad de Dios: “Me acordaré de las obras del SEÑOR; sí, recordaré tus maravillas de antaño. Meditaré sobre todo tu trabajo y meditaré en tus maravillas. Santo es tu camino, oh Dios. ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que obra maravillas; has dado a conocer tu poder entre los pueblos. Tú con tu brazo redimiste a tu pueblo, los hijos de Jacob y de José” (vv. 11-15). 

Nombra tu tormenta a Dios 

Cuando parece que no se vislumbra un final para las tormentas y nos sentimos tentados a pensar en el futuro como más de lo mismo, es hora de recordar, reflexionar y meditar. 

A diferencia de los huracanes, las tormentas que enfrentamos a diario no tienen que ser grandes para que podamos nombrarlas cuando vayamos a Dios. 

Ninguna tormenta es demasiado grande o demasiado pequeña para él. 

En cada tormenta, él es nuestro refugio, fortaleza y refugio. 

El Salmo 46:1–3 dice: “Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda muy presente en los problemas. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra ceda, aunque los montes se trasladen al corazón del mar, aunque sus aguas bramen y se espumen, aunque los montes tiemblen al hincharse”.

Para conocer esa seguridad en medio de las tormentas, tenemos que desviar nuestro enfoque lejos de ellas: “Estad quietos, y sabed que yo soy Dios. ¡Seré exaltado entre las naciones, seré exaltado en la tierra! El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; el Dios de Jacob es nuestra fortaleza” (vv. 10-11).  

Y en el Salmo 13 , David expresó su difícil pregunta: “¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro? (v. 1). Con esta conclusión: “Pero he confiado en tu misericordia; mi corazón se gozará en tu salvación. Cantaré al SEÑOR, porque me ha bendecido ”(vv. 5-6). 

Nombra tu tormenta a Dios, luego recuerda su fidelidad. Y afirma y canta con el escritor del Salmo 91 : “El que habita al abrigo del Altísimo, a la sombra del Todopoderoso morará. Diré al SEÑOR: 'Mi refugio y mi fortaleza, mi Dios, en quien confío' ”(vv. 1–2).

 

 

 

 

 

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