lunes, 25 de marzo de 2019

VIVIENDO TIEMPOS DE OSCURIDAD



He estado leyendo con asombro acerca de las opiniones de connotados escritores nacionales sobre la crisis política que vive actualmente Venezuela, que ha derivado en una crisis social, alimentaria y una carencia acentuada de los servicios públicos como el agua y la electricidad.
Casi todos concuerdan que “el juego se encuentra trancado”  , es decir, parece no haber posibilidad alguna de que los actores políticos se sienten en una mesa a negociar la salida a esta crisis. Al contrario, parece que la única vía que se nos avecina, según estos entendidos, es una confrontación bélica, donde se está determinando el método de ataque que logre la victoria. He leído como los articulistas de opinión se debaten entre un ataque direccionado hacia objetivos militares, vías de comunicación y centros de mando político, con misiles de corto y mediano alcance desde las costas venezolanas y entre una incursión militar terrestre desde los países fronterizos, la cual podría extenderse hasta por diez meses , dependiendo de la resistencia de grupos de apoyo civil al gobierno. Cualquiera de las dos opciones dejaría al país devastado y disminuido , así como con una cantidad inimaginable de muertos, caso similar al de Siria, donde los actores que confluyeron y aun se encuentran en ese país son por “casualidad” los mismos que actualmente están entrando en juego en el escenario venezolano, vale mencionarlos, Estados Unidos y sus aliados y por otro lado  Rusia, China y no nos sorprenda la incursión en este escenario del presidente de Turquía, quien visitó al país el año pasado. El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, acaba de advertir de consecuencias a Rusia por su reciente envío de casi cien militares a suelo venezolano.
¿En este orden de ideas, que debe hacer y qué puede aportar la Iglesia del Señor en Venezuela? ¿De que bando colocarse?
Mientras los cristianos responden a este tema controvertido, es vital que resistamos la tentación de poner nuestras creencias políticas por encima de nuestro testimonio público.
REFLEJAR SU CARÁCTER
Nuestro Padre ahora está pidiendo a sus hijos que reflejen su carácter. Si usted es un partidario o un crítico del presidente y su administración, es vital que responda de manera que glorifique a nuestro Señor y atraiga a la gente hacia Él.
Uno: Debemos orar por nuestros líderes.
Pablo nos instruyó: "Insto a que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todas las personas, por los reyes y por todos los que están en posiciones altas" ( 1 Timoteo 2: 1–2 ).
¿Cuándo fue la última vez que oró por nuestro presidente y otros líderes?
Dos: Debemos responsabilizar a nuestros líderes por el carácter bíblico.
Jesús le dijo a sus apóstoles: "Si alguien es el primero, debe ser el último de todos y el servidor de todos" ( Marcos 9:35 ). Después de lavar los pies de sus discípulos, nuestro Señor les enseñó: “Si yo, tu Señor y Maestro, te lavé los pies, también deberías lavarte los pies” ( Juan 13:14 ).
¿Estás orando para que nuestros líderes sean siervos bíblicos?
¿Estás modelando semejante comportamiento para nuestra sociedad y cultura?
Como a menudo señalo, ganar argumentos es menos importante que ganar almas. Frederick Faber tenía razón: "La amabilidad ha convertido a más pecadores que el celo, la elocuencia o el aprendizaje". Como resultado, en una cultura tan llena de aristas partidistas, las palabras del eclesiástico inglés del siglo XVII Thomas Fuller son notablemente relevantes: "La bondad es El arma más noble para conquistar”.
Escribiré sobre lo que he estado predicando en algunas iglesias sobre lo que he sentido en mi corazón de parte del Señor, luego de escuchar las palabras proféticas que Dios ha dado para Venezuela al final del año pasado, debe ser la función primordial de la iglesia en este tiempo de oscuridad que vive Venezuela y es el mismo que se le pidió al pueblo de Israel ante la terquedad y dureza de corazón mostrada por el Faraón de Egipto, impidiendo la salida del pueblo de Dios hacia la libertad. Cada creyente debe convertirse en lo que Dios lo ha llamado a ser, un sacerdote de su hogar, levantar el altar familiar y cubrir a su familia con la sangre del Cordero inmolado en la cruz del Calvario para que el ángel de la muerte que se paseará con fuerza sobre nuestro país, no toque la vida de nuestras familias (Exodo cap 11). De igual manera la Iglesia debe prepararse en la búsqueda continua de la unción del Espíritu Santo para llenar sus lámparas a fin de alumbrar el camino de la Salvación a aquellos que desesperadamente busquen respuesta en ella en los días lúgubres que se avecinan.


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